¿Qué haría hoy don Quijote con los molinos?

Ante sí tiene don Quijote las enormes aspas revolucionadas de aquellos molinos que dominan el monte. Más de cuatrocientos años hace desde que debió enfrentarse por vez primera a estos monstruos eólicos; más de cuatrocientos años desde que salió un día de su anónima aldea a amparar las viudas, desfacer tuertos, socorrer a huérfanos y menesterosos; más de cuatrocientos años desde que, con apenas una espada y una lanza viejas y oxidadas, se decidió a hacer de éste un mundo mejor, más humano, más idealista… A día de hoy, muchas cosas han cambiado, mas se repiten los mismos vicios y crímenes. A día de hoy, las más trascendentales ideas de justicia e igualdad de la flor y la nata de la andante caballería siguen vigentes. Por eso el Caballero de la Triste Figura sigue vivo y dispuesto a no perder el ánimo, a luchar hasta la muerte por sus ideales; por eso, a la vista de los gigantes dominadores del viento, el ingenioso hidalgo se abalanza con valor y gallardía contra ellos, una vez más, presto a salir disparado, derrotado, molido, para levantarse nuevamente con mayor brío. Porque don Quijote no se rendirá jamás ante la injusticia y el crimen.

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