Mi mesa está cubierta

Mi mesa está cubierta
de pétalos de rosas muertas,
(los aún tiernos se
confunden con los ya secos).
Gradualmente han tomado
el color púrpura,
el color de la muerte;
y aunque los apriete,
nunca se parten.
Mi mesa está llena
de ambiciones, de sueños,
de dibujos, de apuntes.
La plenitud de la primavera
ha llegado,
el verano está cerca;
muchas son las rosas que
siguen naciendo;
pero no puedo evitar
mirar con tristeza los pétalos marchitos.
Ya el sangrante oro del campo
se extiende en oleadas, reluciente,
por el llano castellano.
El sol y su luz se reflejan
en cada grano naciente.
Pronto mi abrasadora mesa se vaciará de todo esto,
de toda obligación, de todo trabajo,
y se llenará de proyectos y viajes,
de libros, de películas, de paseos,
de oro, de plata, de aire.
Pronto, muy pronto,
llegarán las vacaciones a mi cuarto.





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