Fuegos artificiales

¿Qué de mágico tienen
los fuegos de artificio?
De los más simples de un pueblo
a los más complejos de la capital,

todos tienen algo que fascina.
Su naranja estela trata en vano de
ocultarse en la noche,
estallando en mil bolas
de mágicos colores, como las del árbol
de Navidad.
Con un golpe estruendoso,
o chispeante,
o un silbido,
o la artillería de un ejército,
explotan en la negrura
del cielo,
dejando sus telarañas de humo.

¡Rayos y truenos!
¡Cenizas y centellas!
Sus brillantes puntos de color
buscan el infinito
en todas direcciones,
mas siempre se apaga su luz antes.
Los niños miran su ascenso
boquiabiertos. En sus pupilas
brilla el reflejo de
las estrellas fugaces.
¿Qué color saldrá?
¿Qué forma tendrán?
¿Prenderán los secos campos
de alrededor?
Y como los grandes conciertos,

este ejercicio festivo, parabólico,
pirotécnico,
debe acabar con
rotundidad, con fuerza.
¡Felices fiestas!
¡Pum!




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